Fernando Muro de Zaro, Consultor Senior OC | HABITAT
Hace unas semanas que tuve la oportunidad de ver la segunda parte de la película francesa “Pequeñas mentiras sin importancia” en esta ocasión titulada “Pequeñas mentiras para estar juntos”. Dos películas que, aprovechando la ocasión, recomiendo absolutamente.
Esta vez, el protagonista “Max”, se encuentra en una situación económica complicada, viéndose obligado a tener que poner a la venta la casa de sus sueños y tomando la decisión de contactar con un agente inmobiliario. Bueno, no se trata de desvelar la película, pero sí de trasladar mi reflexión sobre la importancia de la empatía en el proceso de venta de una vivienda.
La R.A.E. define la empatía como el “sentimiento de identificación con algo o alguien o también capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.”
Los profesionales inmobiliarios de éxito tienen que ser empáticos, identificando las emociones e intereses de sus clientes, prevaleciendo las necesidades o circunstancias concretas de cada persona.
Desde mi punto de vista, un buen profesional inmobiliario debe saber adaptarse a la situación que envuelve cada proceso de venta debiendo, sin perder la objetividad, mantener la capacidad de “ponerse en el lugar del otro” durante toda la relación comercial.
Retomando la película, queda perfectamente reflejado como el agente inmobiliario no ha sido capaz de identificar el estado de angustia del propietario, provocando diferentes situaciones de estrés, presionando en exceso y perjudicando el resultado de la operación.